Pense en la primera vez que nos dijimos te amo.
Y también pensé en la última vez que lo dijimos.
Y me reí porque se parecían tanto.
En mi casa. Vos con la necesidad de irte, yo suplicándote que te quedes.
El primer te amo fue lindo, sabíamos que iba a haber más.
El último fue entre lágrimas y con la promesa de que con el tiempo nos íbamos a dejar de amar, o en caso de que eso sea imposible, la promesa de volvernos a encontrar.
Ahora ya pasó tanto tiempo que todo lo que nos dijimos en ese momento se fue con el viento.
E igual te pienso.
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